A pocos meses de culminarla, parece que alguien notó que el ancho es muy pequeño para que transiten dos ciclistas en sentido contrario.
Quizá dentro de unas semanas se darán cuanta que no tiene la fluidez necesaria para llamarse ciclovía.
Que los peatones la cruzan por cualquier lado, al igual que los vehículos mayores que se detienen en las esquinas impidiendo el paso, entre muchos otros defectos.
Delineando en el piso el nuevo ancho, taladrando nuevos huecos y dejando fierros en el camino.
Retirando las bases para moverlas unos centímetros
Retirando con una cizalla las puntas de fierro sin anteojos de seguridad, guantes ni alguna medida de protección ante las chispas que emanan del roce de los fierros.
Interrumpiendo el paso del ciclista
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