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martes, 17 de diciembre de 2013

El hogar del escultor enamorado

Es comprensible que el hogar de un jubilado o cualquier otra persona cuyos ingresos no superan las tres cifras tenga problemas con el ornato, su fachada luzca sin pintar, algunas filtraciones de las cañerías, y deba construir alguna edificación precaria en el techo para ayudar a sus familiares.

Pero un artista de la “talla internacional de cierto escultor enamorado”, que cobra cinco cifras de los verdes por cada obra, que deba residir en una edificación con la paredes sin pintar y gastadas, con notables filtraciones de agua y desagüe (se reconoce por el olor) y habilitar en el techo al menos media docena de habitaciones precarias sin armonía con distintos materiales y recubrimientos, en verdad no sé cómo llamarlo.

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